Sabías que en Chile hay 104 geriatras, uno por cada 20 mil adultos mayores. Sabías que solo uno de ellos está disponible en el Maule, para atender a más de 128 mil personas. Sabías que los adultos mayores presentan la mayor cantidad de suicidios en el país. Esos son solo algunos datos de la realidad de quienes viven sus últimos años. Preocupante, por decir lo menos, pero es una realidad que nos afecta a todos.

Que el Estado debe hacerse cargo de ellos; dicen algunos, eso está claro y debemos mejorar las políticas públicas para entregarles una mejor calidad de vida. Pero yo voy más allá. Durante mi vida me ha tocado compartir con muchos, y cuando fui alcalde de Talca conocí en profundidad a cientos de ellos en las diferentes actividades que realizábamos, y con autoridad les puedo decir que lo que más los afecta es el abandono.

No puede ser que una señora de 80 años ya ni sepa de su hijo y, peor aún,  que lo defienda por no visitarla asegurando que no tiene tiempo por su trabajo y porque sus hijos y su esposa le demandan muchos quehaceres. No puede ser una persona lleve años en un asilo, sin ser visitado por su familia, por quienes se esforzó toda la vida para sacar adelante. No puede ser que como sociedad estemos acabando con las últimas ilusiones de nuestros adultos mayores.

Por qué digo esto, se preguntarán. Porque si día a día la gente mayor de suicida y no quieren seguir viviendo, es por el abandono de los suyos, de sus familias. Es cierto que la mayoría recibe una mala pensión, es verdad que el acceso a la salud pública no es buena, y es cierto que como autoridades debemos hacernos cargo de mejorar su calidad de vida. Pero también es cierto que lo que más los afecta es la soledad, el ser olvidados por quienes aman y entregaron su vida.

Creo que las dificultades que presentan nuestros adultos mayores sobrepasan a la responsabilidad del Estado o del gobierno de turno, este también es un problema de nuestra sociedad. Muchos no los respetan en la fila del supermercado, y varios no les ceden ni el asiento en el transporte público, y así podemos seguir nombrando una infinidad de ejemplos. Tomemos conciencia, pues como dicen: para construir un mejor futuro, debemos respetar nuestro pasado.

Las ilusiones no envejecen, por lo mismo, debemos trabajar unidos y enfocarnos en que nuestros adultos mayores tengan la calidad de vida que se merecen y sigan siendo parte de una sociedad activa donde sean escuchados y respetados.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *