Se debe potenciar la innovación en Chile desde las regiones. En esta materia hemos tenido avances, eso es indiscutible, pero podemos dar nuevos pasos que nos conduzcan a experimentar un desarrollo sostenido y que vaya en beneficio de la realidad local.
Con el correr de los años, nuestro país ha experimentado un aumento en el ámbito de la innovación y el emprendimiento. Temas que antes eran abordados por pocos, aquellos que tenían la osadía de romper con parámetros y que parecían estar dispuestos a consolidar sus proyectos. La realidad hoy, sin embargo, es otra: cada día más personas toman la decisión de innovar en diversos ámbitos. ¿Aprendimos realmente a incorporar esta herramienta como modelo de desarrollo, o es solo cuestión de moda?
A nivel general en Chile tenemos crecimiento en esta área, pero si examinamos en detalle nos damos cuenta de que las bases del proceso son escuálidas, porque -entre otros factores- falta sumar nuevos aportes.
A modo de ejemplo, basta con mirar la baja inversión que se realiza en innovación y desarrollo, que no supera el 0,40% del Producto Interno Bruto, situación que deja a Chile en la última posición en la escala de países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Por eso, la inversión en este ámbito tiene que ser mucho mayor.
Debemos ser capaces de afrontar este camino con altura de miras y proyectarlo a largo plazo, porque no solamente se trata de inyectar recursos. Para cumplir este objetivo es crucial generar una estrategia efectiva y que no solo sirva para elevar el estándar nacional en cifras, sino que realmente permita a las regiones crecer y, de esa manera, llevar al país a un nuevo nivel.
En la realidad de nuestra región, una de las áreas que puede recibir este apoyo es la agricultura. Desde aquí podemos sumar experiencia para nutrir el quehacer cotidiano de los agricultores, pero que también sirva de aporte a otras localidades del país.
El mayor desarrollo en innovación aún se mantiene bajo, y no por falta de creatividad, porque tenemos talento joven y personas capaces de generar excelentes nuevos proyectos; además, existen centros que dan cabida a este tipo de iniciativas. Lo que falta, sin duda, es el impulso necesario para que se alcance el máximo potencial que existe.
Debemos ampliar las posibilidades concretas que permitan el emprendimiento y el desarrollo de proyectos de innovación en nuestro país, para que sirvan de aporte al crecimiento local y se proyecten, por qué no, a mercados globales. ¡Innovemos!