No puede ser que aún haya gente que se sienta superior al resto. Personas que por tener mejores ingresos económicos no dan cabida en su espacio a quienes tildan como inferiores, o de otra clase social. Basta de pasar a llevar a la gente de esfuerzo, que con sacrificio han conseguido salir adelante, sin robarle nada a nadie. Ser humilde no es ser un delincuente.
Me parece insólito que vecinos de Las Condes se movilizaran en contra de la construcción de un edificio de vivienda social en la Rotonda Atenas, aludiendo, entre otras cosas, a que bajará la plusvalía del sector. Segregación, con todas sus letras. Es verdad que en Chile aún existen prejuicios, pero la política de que los pobres deben vivir en un lado y los ricos en otro, se debe acabar.
Gracias a las oportunidades que me ha dado la vida, he podido vivir las dos caras de la moneda, y creo que eso es una de las razones que me ha permitido llegar a ocupar hoy un puesto en el Senado. Cuando era pobre buenas personas me dieron la oportunidad de demostrar mis capacidades, y muchos me tendieron una mano, si no hubiese sido por el apoyo de ellos, no sería hoy quien soy. Por eso nunca hago diferencias.
No se nos debe olvidar de dónde venimos, nuestras raíces. No porque en la vida hayamos tenido mejor suerte que otras personas somos mejores. Todos tenemos los mismos derechos, y debemos tener la opción de vivir donde queramos. El caso de Las Condes es discriminación, no tiene otro nombre, pues las personas que optarán a esas viviendas llevan años ahorrando para tener su casa propia, con esfuerzo y sacrificio y sin pasar por encima de nadie.