La Democracia Cristiana (DC) hace rato viene dando señales de que el país está por sobre las pretensiones políticas de cada partido. Bien por eso. Me alegro de que, de una vez por todas, prime la cordura antes que las conveniencias personales y de coalición. Me sumo a los agradecimientos del Presidente Piñera a la DC, ya que votar a favor del Proyecto de Modernización Tributaria, abre la puerta a legislar, como debe ser en un país demócrata.
Muchos en la oposición han tratado de destruir y boicotear cada proyecto presentado por el Ejecutivo, pero las contrapropuestas nunca llegan, y solo se quedan en eso: en palabras “mala leche” que no suman a progreso del país con ofertas propositivas. Que la reforma solo beneficia a los más ricos, que se busca legislar para los poderosos, y que las grandes empresas se verán beneficiadas. Eso es un rotundo error.
Esos cuestionamientos dejan a un lado la verdadera razón de la modernización. Hablo del emprendimiento, de fomentar la innovación, de dar más facilidades a quienes buscan empezar su propio negocio. Hoy en Chile debemos poner fuerza en las pymes, el motor del país y de la clase media. Y justamente eso es lo que la Reforma: aspectos como compensaciones para la integración, más de 400 millones de dólares, aporte a las regiones y beneficios para quienes empiezan un emprendimiento.
El objetivo de la Modernización Tributaria busca el progreso, e incluso parlamentarios de la oposición han reconocido aspectos positivos de ésta. Por lo mismo, es vital poder legislar sobre el tema, discutir los puntos en el Congreso, y buscar el mejor camino para que el emprendimiento, la innovación y el trabajo de los chilenos de esfuerzo pueda tener más facilidades en el camino hacia el éxito.